Hace tiempo que camino sin rumbo.
Que he dejado de vivir para empezar a sobrevivir.
Y no se me da mal.
Pero no es lo mismo.
He dejado de preocuparme por disfrutar
y me he centrado en avanzar,
aunque muchas veces me he visto estancada.
Me he olvidado de las cosas bonitas,
de las margaritas,
de los versos por todas partes
y de todas esas palabras con las que disfrutaba
llenando hojas y hojas en noches de insomnio.
Solía afirmar que si algún día dejase de escribir,
moriría.
Por eso llevo tanto tiempo sobreviviendo.
Y también por eso,
creo que es el momento
de dejar de hacerlo.
Que vuelva la vida.
Me voy.
Me pierdo.
Con el fin de encontrarme.
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