En los tiempos que corren, prometer amor se ha convertido en algo ordinario, nada fuera de lo común. ¿Cómo puede alguien garantizar que dentro de veinte años va a seguir queriendo a esa persona tal y como en este mismo instante? Es sin duda, un gran error prometer algo que no está a nuestro alcance. ¿O es que alguien ha decidido de quién enamorarse? Pueden juzgarme de negativa, o incluso de reprimida pero los siempres no existen. Todo, absolutamente todo tiene un final y es recomendable tener constancia de ello. Por muy bella que sea la flor termina muriendo. Por muy rico que esté el pastel existe un último trozo. Y por muy grande que sea la llama del amor, se termina apagando. No se castiguen porque una relación acabase, o por perder a una amistad, constituyen aspectos inevitables de esta vida. Y bien, prometan que no les olvidarán, agradézcanles todos los momentos vividos pero no más falsas ilusiones, la infinidad no es opcional.
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