martes, 17 de junio de 2014

La culpa es de la luna.

Es media noche y escribo para no pensar.

No pensar
que la incertidumbre me produce insomnio.
Que mis ganas de irme son enormes,
y el miedo a hacerlo también.

No pensar
que no tengo a quién pensar
porque he subido el listón
más alto de lo que tú prometiste subirme a ver la luna.

Lo he subido ahí,
para que no llegues,
para que no lleguen.

Para que esta vez
la excusa no sea mi miedo a verme atrapada.

Para creer,
efímeramente,
que esta soledad
no la he elegido yo.

(Aclaración: Cualquier rayo de sol visible anula todas y cada una de las letras que componen tal desastre provocado por la luna llena y mi sensibilidad ante la misma.)

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