Déjame entrar, como diría César Rodríguez.
Empezar por tu cabeza y terminar en tu corazón.
Que aparezca en tus versos
o sea esa frase que no pega con nada en una de tus canciones,
con nada excepto contigo.
Quiero ser tu motivo para que sonrías los domingos.
O el impulso que te haga volar.
El rayo de sol en tus días grises,
la sal, que de sabor a tu vida.
No quiero ser el poema olvidado al fondo de un cajón,
ni ese tren que nunca cogerás.
No quiero ser una frase a medias
o un libro que no pudiste acabar.
No quiero ser un noviembre dulce de Keanu Reeves
ni Neruda echándote de menos en una noche estrellada.
No quiero que desaparezcas.
Quiero que nos escapemos
en la misma bandada de pájaros silvestres.
Déjame entrar,
y después
deja que me quede.
No hay comentarios:
Publicar un comentario